Sobre iglesias y santos
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Para abuela Jesusa y abuela Esperanza.
A la última por enseñarme a pedirle a Santa Bárbara
que detenga el temporal.
El que haya sido criado en la fe católica creo que me va poder entender a la perfección. ¿Te has fijado en todos los crucifijos, estampas, figuritas e imágenes de Cristo, el Divino Niño y la virgen que hay la casa de tu abuela y/o en la de tus padres? De seguro que sí, porque es precisamente a ellas a las que acuden muchos de la familia en momentos de necesidad. Al igual que a Batman le encienden la luz para alertarlo sobre algún peligro y pedirle ayuda, al Divino Niño y la Virgen se le prende una velita para que se acuerden de nosotros y salgan a nuestro rescate. Así ha sido por muchos siglos y para mi era la cosa más común del mundo hasta que llegué a la ciudad. En Barranquitas la mayor parte de la población es católica y yo crecí bajo esas costumbres y creencias. Imaginen mi cara de sorpresa e indignación cuando en una clase de humanidades en mi primer año de universidad hablábamos de los ritos funerarios presentes en La Iliada. En un momento la profesora alude a la costumbre de celebrar los rosarios y el novenario por la muerte de alguien y NADIE de un grupo de 20 personas, excepto yo, sabía de lo que ella estaba hablando. Así fue como abrí los ojos a que la mayoría católica quedó atrás en mi pueblo al igual que muchos de los rituales y tradiciones que lo acompañan; así fue como miré con nuevos ojos las figuritas y los crucifijos de mi casa y la de abuela; Así fue como el interés por el arte religioso, los rituales y la historia detrás de ellos despertó en mí.
No hay que ser católico para apreciar la belleza de las imágenes o maravillarse con la historia detrás de las oraciones más dulces. Yo siempre he vivido fascinada con la majestuosidad de las grandes catedrales o con la antigüedad de las ermitas. Por eso, cada vez que visito un pueblo trato de visitar su parroquia o alguna capilla aledaña que se vea antigua. Hasta ahora sólo una iglesia mereció un viaje de dos horas para llegar a verla. Esa es la iglesia Porta Coeli en San Germán. Desde que mi maestra de Estudios Sociales de cuarto grado la mencionó yo siempre quise ir a verla por ser una de las más antiguas. Siempre me ha fascinado el imaginar a todas las perdonas que siglos antes han pisado donde yo piso hoy. Entonces por fin, después de tanto tiempo, José me llevó a San Germán. Demás esta decir que cuando la ví por primera vez se me saltaron las lágrimas. Aquel día todo era perfecto: no hacía calor, no había casi gente y el pueblo (sus edificios y calles) estaban impecables. En aquella pequeña iglesia estuve más de una hora. No quería perderme el más minimo detalle. Era fresco, la luz de la tarde le daba una iluminación surreal; olía a madera, a barniz a viejo. José me dejó que recorriera el espacio sola, que lo absorbiera todo, y así lo hice. Mi cara no tenía precio. Hay una gran variedad de cuadros y esculturas, algunas traídas de España y otros países, pero la mayoría hecha por manos sangermeñas. Al salir de la iglesia caminamos por las calles del pueblo que es como una réplica de las calles del viejo San Juan sin el gentío. Como tantas veces nos pasa, no pudimos entrar ala parroquia porque ese día se estaba celebrando una boda pero así ya tengo una excusa para regresar.
Otras iglesias que vale la pena visitar son la parroquia Nuestra Señora de la Asunción en Cayey y la iglesia de San Francisco. La primera tiene la particularidad de que cuenta con pinturas del maestro Ramón Frade. Allí fue donde el artista pintó sus angelitos negros en uno de los altares, los que lamentablemente fueron desaparecidos casi en su totalidad. También pueden disfrutar de las vista de los edificios alrededor de la iglesia cuyo diseño fue obra de Frade también. En el caso de La Iglesia San Francisco en el viejo San Juan, lo que la hace distinguirse de las demás es que esta bien conservada, no está atestada de turistas y tienes acceso las catacumbas. Igualmente en el viejo San Juan, debes visitar la iglesia San José. La misma se encuentra actualmente bajo trabajos de restauración pero hasta donde tengo entendido esta abierta los primeros y terceros sábados de cada mes. Esta última es la segunda iglesia más antigua en toda América. Para más información puedes acceder a http://www.enciclopediapr.org/esp/article.cfm?ref=08120902 .
Por último, para aquellos de ustedes que son aficionados del arte religioso en Puerto Rico les recomiendo algunos títulos que merece la pena leer sobre el tema, todos ellos por Teodoro Vidal:
Escultura religiosa puertorriqueña,
Los Reyes Magos: esencia y presencia
Los Espada, escultores sangermeños
El control de la naturaleza por medio de la palabra
San Blas en la tradición puertorriqueña
A la última por enseñarme a pedirle a Santa Bárbara
que detenga el temporal.
El que haya sido criado en la fe católica creo que me va poder entender a la perfección. ¿Te has fijado en todos los crucifijos, estampas, figuritas e imágenes de Cristo, el Divino Niño y la virgen que hay la casa de tu abuela y/o en la de tus padres? De seguro que sí, porque es precisamente a ellas a las que acuden muchos de la familia en momentos de necesidad. Al igual que a Batman le encienden la luz para alertarlo sobre algún peligro y pedirle ayuda, al Divino Niño y la Virgen se le prende una velita para que se acuerden de nosotros y salgan a nuestro rescate. Así ha sido por muchos siglos y para mi era la cosa más común del mundo hasta que llegué a la ciudad. En Barranquitas la mayor parte de la población es católica y yo crecí bajo esas costumbres y creencias. Imaginen mi cara de sorpresa e indignación cuando en una clase de humanidades en mi primer año de universidad hablábamos de los ritos funerarios presentes en La Iliada. En un momento la profesora alude a la costumbre de celebrar los rosarios y el novenario por la muerte de alguien y NADIE de un grupo de 20 personas, excepto yo, sabía de lo que ella estaba hablando. Así fue como abrí los ojos a que la mayoría católica quedó atrás en mi pueblo al igual que muchos de los rituales y tradiciones que lo acompañan; así fue como miré con nuevos ojos las figuritas y los crucifijos de mi casa y la de abuela; Así fue como el interés por el arte religioso, los rituales y la historia detrás de ellos despertó en mí.
No hay que ser católico para apreciar la belleza de las imágenes o maravillarse con la historia detrás de las oraciones más dulces. Yo siempre he vivido fascinada con la majestuosidad de las grandes catedrales o con la antigüedad de las ermitas. Por eso, cada vez que visito un pueblo trato de visitar su parroquia o alguna capilla aledaña que se vea antigua. Hasta ahora sólo una iglesia mereció un viaje de dos horas para llegar a verla. Esa es la iglesia Porta Coeli en San Germán. Desde que mi maestra de Estudios Sociales de cuarto grado la mencionó yo siempre quise ir a verla por ser una de las más antiguas. Siempre me ha fascinado el imaginar a todas las perdonas que siglos antes han pisado donde yo piso hoy. Entonces por fin, después de tanto tiempo, José me llevó a San Germán. Demás esta decir que cuando la ví por primera vez se me saltaron las lágrimas. Aquel día todo era perfecto: no hacía calor, no había casi gente y el pueblo (sus edificios y calles) estaban impecables. En aquella pequeña iglesia estuve más de una hora. No quería perderme el más minimo detalle. Era fresco, la luz de la tarde le daba una iluminación surreal; olía a madera, a barniz a viejo. José me dejó que recorriera el espacio sola, que lo absorbiera todo, y así lo hice. Mi cara no tenía precio. Hay una gran variedad de cuadros y esculturas, algunas traídas de España y otros países, pero la mayoría hecha por manos sangermeñas. Al salir de la iglesia caminamos por las calles del pueblo que es como una réplica de las calles del viejo San Juan sin el gentío. Como tantas veces nos pasa, no pudimos entrar ala parroquia porque ese día se estaba celebrando una boda pero así ya tengo una excusa para regresar.
Otras iglesias que vale la pena visitar son la parroquia Nuestra Señora de la Asunción en Cayey y la iglesia de San Francisco. La primera tiene la particularidad de que cuenta con pinturas del maestro Ramón Frade. Allí fue donde el artista pintó sus angelitos negros en uno de los altares, los que lamentablemente fueron desaparecidos casi en su totalidad. También pueden disfrutar de las vista de los edificios alrededor de la iglesia cuyo diseño fue obra de Frade también. En el caso de La Iglesia San Francisco en el viejo San Juan, lo que la hace distinguirse de las demás es que esta bien conservada, no está atestada de turistas y tienes acceso las catacumbas. Igualmente en el viejo San Juan, debes visitar la iglesia San José. La misma se encuentra actualmente bajo trabajos de restauración pero hasta donde tengo entendido esta abierta los primeros y terceros sábados de cada mes. Esta última es la segunda iglesia más antigua en toda América. Para más información puedes acceder a http://www.enciclopediapr.org/esp/article.cfm?ref=08120902 .
Por último, para aquellos de ustedes que son aficionados del arte religioso en Puerto Rico les recomiendo algunos títulos que merece la pena leer sobre el tema, todos ellos por Teodoro Vidal:
Escultura religiosa puertorriqueña,
Los Reyes Magos: esencia y presencia
Los Espada, escultores sangermeños
El control de la naturaleza por medio de la palabra
San Blas en la tradición puertorriqueña
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